La creciente demanda de empleo en el norte de México, impulsada por el fenómeno conocido como nearshoring, se ha convertido en una valiosa oportunidad para migrantes provenientes de Centroamérica y otras naciones.

Aunque la mayoría de los migrantes originarios de Haití, Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Venezuela esperan la respuesta a su solicitud para ingresar a Estados Unidos, también están aprovechando la oportunidad de trabajar en México y -algunos- consideran establecerse de manera permanente en territorio nacional.

La ley laboral permite a las empresas tener hasta un 10% de su plantilla conformada por extranjeros, así que, una vez certificadas por el INM, las empresas pueden registrar a los trabajadores foráneos en el IMSS, y éstas pueden obtener su CURP provisional y RFC para cumplir con sus obligaciones fiscales.

De acuerdo con Pérez-Tejada, titular del Instituto Nacional de Migración en Baja California, la alta demanda de empleo en dicha entidad federativa se ve impulsada por el nearshoring y la proximidad con Estados Unidos, generando alrededor de 30 mil vacantes en la entidad.

La organización Tent Partnership for Refugees, que trabaja en la inclusión de migrantes y refugiados, destaca que estas personas poseen habilidades que pueden cubrir puestos muy diversos en múltiples empresas; desde funciones básicas en líneas de producción hasta roles en atención al cliente, recursos humanos y campos especializados como el de la abogacía o arquitectura.

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